Situada en la ciudad costera de Guarajá, en Sao Paulo, Casa Acapulco es una vivienda perfectamente enraizada en su entorno, gracias a la armónica combinación de volúmenes y materiales, y a su acertada gama cromática que transmite una sensación integradora y cálida. Flavio Castro Arquitetos es el artífice de este proyecto que se originó a partir de cuatro ejes perpendiculares a la alienación de la calle, lo que estableció la ubicación de la vivienda en tres áreas muy marcadas.

Fachada posterior de la vivienda. Foto: © Marcelo Scandaroli. Foto: cortesía Flavio Castro Arquitetos.

La piscina tiene una gran importancia dentro del proyecto, un elemento que promueve una arquitectura de interacción entre interior y exterior.Foto: © Marcelo Scandaroli. Cortesía: Flavio Castro Arquitetos.
La casa está formada por seis cuadrados agrupados dos a dos, sobre los que Castro realizó dos sustracciones en los extremos opuestos para dar forma estratégicamente a dos volúmenes destacados: el garaje y la zona de recreo. A lo largo del programa, el arquitecto ha querido trazar un diálogo constante de transparencia y accesibilidad; Castro ha buscado que sus propietarios se sientan inmersos en un gran volumen en el que el aire circula libremente. De ahí el dominio del cristal en la fachada y de un interior amplio y sin limitaciones espaciales, salvo por la discontinuidad que marca la escalera de acceso al segundo piso de la vivienda que esconde parte de su volumen a través de una pared verde, el color, junto con el blanco, principal de este proyecto y muy significativo.

La piscina está encajada entre la fachada posterior y el volumen supletorio. Foto: © Marcelo Scandaroli. Cortesía Flavio Castro Arquitetos.

Flavio Castro ha creado un interior amplio y sin limitaciones espaciales. Foto: © Marcelo Scandaroli. Cortesía: Flavios Castro Arquitetos.

La linealidad de la primera planta se ve interrumpida por la escalera de subida a la segunda planta. Foto: © Marcelo Scandaroli. Cortesía Flavio Castro Arquitetos.
Con estos dos entornos interiores, Castro ha conseguido una interacción social más generosa y cambiante. En este sentido, el espacio más íntimo se sitúa en la parte más alta, lo que promueve la convivencia en la planta baja y, a la vez, le permite establecer una ventilación cruzada. En la planta superior se han instalado cuatro habitaciones que se caracterizan por una marcada simetría, a las que se accede a través de un pasillo que surge como continuación de la escalera.

La cocina se integra perfectamente dentro de la zona de estar. Foto: © Marcelo Scandaroli. Cortesía Flavio Castro Arquitetos.

Vista en detalle de la escalera de subida, sencilla, pero embellecida por el pequeño lago zen. Foto: © Marcelo Scandaroli. Cortesía Flavio Castro Arquitetos.

En la segunda planta se han ubicado los dormitorios, que se comunican a través de un pasillo que surge como prolongación de la escalera. Foto: © Marcelo Scandaroli. Cortesía Flavio Castro Arquitetos.
Y en este proyecto, Flavio Castro vuelve a mostrar su interés arquitectónico por romper fronteras entre interior y exterior, reflejado, de una forma muy poética y atractiva, a través de la integración de la piscina en la casa, llevando el azul de agua y sus reflejos a la convivencia de los propietarios. Arquitectura que se fusiona con el entorno para conseguir un total entendimiento.
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